El estado libre y soberano de Sinaloa es uno de los 31 estados que junto con elDistrito Federal conforman las 32 entidades federativas de México.
Se encuentra situado al noroeste del país, en la costa del Golfo de California; limita al norte con Sonora, al este con Chihuahua y Durango (separado de ellos por la Sierra Madre Occidental) y al sur con Nayarit. Su capital es Culiacán, un centro industrial y agrícola de importancia, con aproximadamente 858,638 habitantes. Le siguen en importancia y tamaño Mazatlán —importante destino turístico, pesquero y portuario con aproximadamente 438,434 habitantes—, y Los Mochis, centro agrícola, pesquero, turístico e industrial con aproximadamente 416,299 habitantes.
Sinaloa es el estado agrícola más importante de México; adicionalmente, cuenta con la segunda
flota pesquera más grande del país. Culturalmente, es conocida a nivel
nacional e incluso mundial por su música típica, la Banda o Tambora. La Ulama, versión regional de juego de pelota prehispánico, se practica todavía en el estado.
Sinaloa está ubicada en
una región naturalmente fértil, cuenta con 11 ríos y 12 presas, la más
nueva de ellas la Presa Picachos, ubicada en el Río Presidio en los
límites de los municipios de Mazatlán y Concordia. Cuenta con 656
kilómetros del litoral pertenecientes en su mayoría al Golfo de California y el resto al Océano Pacífico. Además de tener 12 bahías y 15 esteros.
Sinaloa se divide en 18 municipios (citados de Norte a Sur): Choix, El Fuerte, Ahome,Guasave, Sinaloa, Mocorito, Angostura, Salvador Alvarado, Badiraguato, Culiacán,Navolato, Cosalá, Elota, San Ignacio, Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa.
Gastronomia:
Sinaloa es conocido como
el granero de México debido a su alta producción de alimentos en el
campo y capital de los mariscos, gracias a su generoso mar de Cortés.
- Chilorio.
- Tamales sinaloenses.
- Tamales tontos: tamales únicamente de masa, sin carne u otro relleno.
- Tamales barbones: tamales de camarón, típicos de Escuinapa, en donde la cabeza y las 'barbas' del camarón salen del tamal.
- Frijoles puercos: frijoles refritos revueltos con chorizo, manteca de cerdo, chile y queso chihuahua.
- Colache de calabacitas, también llamado colachito.
- Machaca: carne de res seca, salada y deshebrada. Es la base de muchos platillos como los tacos sin cuchara y el caldillo de machaca. También se come revuelta con huevo, o frita en tacos de tortilla de harina.
- Cocido.
- Caldo de queso.
- Albóndigas de camarón.
- Pescado zarandeado.
- Chicharrón de camarón.
- Mochomos: machaca en caldo. En Nuevo León se le conoce como caldillo.
- Quelites.
- Pollo a la plaza.
- Asado.
- Tamales rosas.
- Tacos de Camarón: taco (tortilla de harina o maíz) de camarones empanizados.
- Burritos: taco de tortilla de harina.
- Tacos sin cuchara: tacos fritos de machaca, servidos en un caldillo de chile y caldo de carne.
- Enchiladas del suelo: son enchiladas de chorizo, con queso ranchero encima. Al igual que los tacos sin cuchara, apenas tienen unos 30 años que se consumen en Sinaloa.
- Capirotada: dulce estilo Sinaloa (y Sonora), distinto al que se consume en el centro de México. Consiste en pan frito o tostado, remojado en miel de piloncillo, revuelto con queso ranchero, plátano machacado, ciruelas, pasas, nueces y cacahuate. Tiene un color gris oscuro, un poco verdáceo.
- Torrejas.
- Estofado de caguama: antes de la prohibición de la caza de la tortuga, este platillo se preparaba en los pueblos y ciudades de la costa sinaloense.
Costumbres y tradiciones:
La vida cotidiana del
pueblo sinaloense encuentra siempre una razón para transmitir su
particular forma de ser, amable y sincera, que le ha distinguido ante el
resto de los mexicanos, porque es abierta, porque es directa y sobre
todo porque la alegría singular que proyecta en sus festejos ha sido
arraigada cada vez más, generación tras generación.
Hablar del estado de
Sinaloa, es hablar de una tierra rica y pródiga en atractivos y recursos
naturales. Costas, valles y montañas conforman nuestro potencial,
permitiendo una gama de actividades en las que el sinaloense se ocupa
diariamente.
Estar en Sinaloa es
disfrutar de sus bellas playas, que se encuentran a lo largo de sus 650
kilómetros de litoral. Es disfrutar de la riqueza colonial que los
primeros pobladores españoles nos legaron y quienes vivieron a la orilla
de los once ríos que bañan la fértil tierra de nuestro territorio.
Visitar los vestigios
coloniales de El Fuerte, Cosalá, Concordia, Rosario y Copala permite
remontarse a la época de esplendor minero que vivió el estado del siglo
XVI al XIX, época en la cual los misioneros Jesuitas y Franciscanos
ocuparon un papel importante en la conformación de nuestra herencia
cultural.
Decir Sinaloa es hablar
de Mazatlán, principal centro turístico del noroeste de México, lugar
dotado de bellas playas de fina arena e inolvidables atardeceres, que
enmarcan el tradicional emblema de sus tres islas, desde la vasta
infraestructura hotelera que ofrece más de 8 mil cuartos de todas las
categorías y tipos. Lugar donde se encuentra el faro del Cerro del
Crestón, considerado como el segundo en el mundo por su altura natural y
mudo testigo del progreso y transformación de su puerto; en su zona
dorada de bullicio y hospitalidad se alojan visitantes nacionales y
extranjeros.
El suelo de Sinaloa está
habitado por gente generosa que junto al cambio que trae consigo el
progreso, sabe conservar el encanto y sabor de sus tradiciones, vive y
vuelve a vivir los festejos que desde antaño eran celebrados por los
grupos indígenas y primeros colonizadores en su afán de mezclar las
culturas. Es así como también se disfruta de las danzas autóctonas del
pueblo mayo o bien, trasladarse a través del juego del “ULAMA”, de una
manera imaginaria, a los tiempos prehispánicos en los que practicaban el
juego de pelota que sorprendió a los castellanos que arribaron a
nuestras tierras en el siglo XVI.
Porque el sabor de su
hospitalidad; su vivir cotidiano, las bellezas de sus costas, valles y
montañas y la sonrisa de su gente son motivos que se ofrecen a los
visitantes.
La tambora es hasta
nuestros días, la música más arraigada, en la que, para sus
interpretaciones se tocan usualmente cerca de 32 instrumentos, sobre
todo de viento y percusión, nombrándole así, por la destacada presencia
de este instrumento, en la interpretación de las melodías más
representativas del folklore sinaloense, tales como: “El Sinaloense”,
“El Niño Perdido”, El Torito”, “El Corrido de Sinaloa”, “El Coyote”, “El
Quelite”, “La India Bonita” y muchas otras que muestran el sentimiento y
el alma de los pobladores de esta hermosa región.
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